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Esta torre conocida como la Fortaleza o el Castillo, fue mandada construir por el Monarca Asturiano Alfonso III a finales del siglo IX. Se trataba de una sólida edificación de piedra con torreón y almenas que formaba parte de la muralla realizada en esa época, con el fin de vigilar las incursiones enemigas que se aproximaban a la ciudad, especialmente las normandas. Servía para proteger la Catedral de San Salvador y la propia ciudad.

Años más tarde el rey Alfonso IX dispone ampliar el recinto amurallado, que se finalizó durante el reinado de Alfonso X y deciden incluir esta torre de casi veinte metros de altura en el nuevo trazado medieval, en el ángulo este de la muralla, donde también se abriría una de las entradas a la ciudad: la puerta de Socastiello.

En 1716 se usaba de polvorín y una explosión del material almacenado le ocasionó graves daños. Pero fue durante la Invasión francesa y la Guerra de la Independencia en el año 1810 cuando más daños sufrió, quedando prácticamente en ruinas.

Más tarde, en 1823 se construyó en ese solar un nuevo inmueble que continuó llamándose la Fortaleza y funcionó como cárcel de hombres hasta que se construyó la cárcel modelo en Ciudad Naranco, quedando la anterior en desuso y derribándose para construir el edificio de la telefónica en 1929.

Junto a la torre se encontraba el palacio del Rey Alfonso III, situado en la actual calle Schultz. De este palacio, que en la Baja Edad Media pasó a ser hospital de peregrinos, apenas quedan algunos restos en el museo arqueológico y en colecciones privadas.