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“Lee poco y serás como muchos; lee mucho y serás como pocos”. Esta fue de las premisas que impulsaron el nacimiento de la Red Municipal de Bibliotecas de Oviedo. Hoy cumple 30 años. En 1988 se crea la biblioteca infantil y juvenil de Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja) “con el espíritu de fomentar la lectura desde las primeras edades”, recuerda la documentalista y bibliotecaria Chelo Veiga, coordinadora de la Red, que aglutina a once equipamientos de estas características en el concejo.

biblioteca de la granja

Dos años más tarde abría la primera biblioteca de barrio, la de Ventanielles, hoy Biblioteca José Mª Laso Prieto; en 1991, la Biblioteca de Tudela Veguín, un año después la de La Corredoria; en 1993, Ciudad Naranco y en 1994, San Claudio. En 1995 se abrieron las bibliotecas de Vallobín y Pumarín, hoy Biblioteca Sara Suárez Solís. Y tras la inauguración de la Trubia, en 1999 Villa Magdalena se convierte en la biblioteca especializada en arte de Oviedo, con el legado de Tamés como su gran tesoro. La de San Lázaro fue la última biblioteca municipal en inaugurarse, en 2007.

Tras pertenecer a lo largo de su vida a distintas áreas municipales, desde la Fundación Municipal de Cultura en sus orígenes, pasando por Educación y Servicios Sociales en diferentes etapas, desde el 1 de junio de 2017 las bibliotecas públicas municipales dependen de la Concejalía de Educación, Deportes y Salud Pública. Su “misión”, subraya Veiga no ha cambiado: “Se trata de promocionar la lectura, materiales, recursos y servicios que faciliten el acceso a la información, la formación, el ocio y la cultura a la ciudadanía. Son lugares de encuentro y centros de referencia  cultural, informacional y de lectura. Son un servicio público de excelencia en formación, información y promoción a la lectura, lugares  de encuentro, referencias físicas y virtuales de los barrios para el aprendizaje a lo largo de toda la vida, la lectura, el ocio cultural y la sociabilización”.

Casi 250.000 volúmenes

La Red de Bibliotecas municipales dispone en la actualidad de casi 250.000 ejemplares, de los que un 88% son fondos bibliográficos; 2,13% sonoros y un 8,72% videograbaciones. Además, cuenta con 179 títulos de publicaciones seriadas de todo tipo de temática y ebiblio, un soporte que presta servicio de lecturas digitales de forma legal.

Con casi 176.000 visitantes en 2017 –última memoria publicada- y 32.500 socios, las bibliotecas de Oviedo, subraya Chelo Veiga “no disponen de demasiado espacio comparadas con las de otras ciudades de similares características”. Aun así, desde la Red, “no solo se prestan libros. Aquí vienen desde bebés hasta personas centenarias. De hecho, la primera bebeteca de Asturias se abrió aquí, en Ventanielles, como pionera también en España porque ya se veía la necesidad de familiarizarse con la lectura desde las edades más tempranas”.

Lejos de ser meros espacios de préstamo, añade la bibliotecaria municipal, “hacemos muchas actividades. En 2017 se llevaron a cabo 777 actividades, de las que 494 estuvieron relacionadas con temas literarios y 118 fueron talleres de diversa índole con un total de 14.316 participantes”.

No sólo es lectura, es Cultura. “El alma de las bibliotecas son los clubes de lectura, con más de veinte años y una idea muy clara desde sus comienzos: La lectura tiene una parte individual, pero otra muy importante, la de compartir esa misma lectura. Compramos lotes, leemos y compartimos, sociabilizamos la lectura, incluso en familia, lo que nos movió a crear rutas literarias por el Campo de San Francisco, en la que los más pequeños aprenden junto a sus familias”.

Viva los libros!

cuentacuentos

 

Oviedo sí lee, más las mujeres que los hombres. Y sí visita las bibliotecas municipales.

“Los libros más prestados son best sellers con una excepción: Este año, el segundo volumen más prestado ha sido Nosotros, los Rivero, algo que me alegra y enorgullece”, concluye la bibliotecaria y coordinadora de la red de bibliotecas municipales, Chelo Veiga, capaz de contagiar su pasión por la lectura a todo Oviedo desde hace muchos años. Y no la pierde. Y Oviedo, tampoco.